por Lic Cesareo Gonzalez 

Introducción

En la actualidad, el sistema internacional experimenta una transformación profunda. La multipolaridad se consolida como una realidad tangible, las tensiones entre grandes potencias se intensifican, y los mecanismos tradicionales de gobernanza global parecen insuficientes. En este contexto, el Derecho Internacional enfrenta uno de los mayores desafíos de su historia: mantener su legitimidad y eficacia en un escenario donde los Estados priorizan sus intereses nacionales sobre el cumplimiento de normas colectivas. El presente artículo analiza la interacción entre geopolítica y Derecho Internacional, identificando tendencias actuales y proyectando escenarios futuros para el período 2025–2035.

I. La soberanía frente a la intervención internacional

La Carta de las Naciones Unidas de 1945 estableció la soberanía de los Estados como principio rector del orden internacional, prohibiendo la intervención en asuntos internos. Sin embargo, los últimos años han demostrado un resquebrajamiento progresivo de este principio. Intervenciones militares sin mandato del Consejo de Seguridad, como en Siria o Irak, han mostrado los límites del sistema multilateral.

Al mismo tiempo, la doctrina de la Responsabilidad de Proteger (R2P) ha tensionado la prohibición de la intervención, justificando acciones en nombre de la defensa de los derechos humanos. Como señala Cassese (2005), “el Derecho Internacional contemporáneo oscila entre la protección de la soberanía y la protección de la humanidad”. Además, según Shaw (2017), “la evolución de la intervención humanitaria refleja la necesidad de equilibrar legalidad con legitimidad moral”.

II. El Derecho del Mar y los cuellos de botella estratégicos

El Convenio de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS, 1982) se mantiene como una de las normas más universales y aceptadas, pero también enfrenta tensiones. El caso del Mar de China Meridional es paradigmático: pese al fallo de la Corte Permanente de Arbitraje de 2016 que invalidó las reclamaciones chinas, Pekín ha rechazado su cumplimiento, priorizando la geopolítica sobre el Derecho.

Los estrechos de Malaca y Ormuz, vitales para el comercio energético global, siguen siendo puntos neurálgicos donde las normas jurídicas se subordinan a la capacidad militar de las potencias. Esta contradicción refleja, como advierte Franck (1990), que “la legitimidad entre naciones depende más del equilibrio de poder que de la aceptación normativa”.

III. Comercio internacional y arbitraje jurídico

El comercio mundial constituye otro escenario donde el Derecho Internacional sufre debilitamiento. La Organización Mundial del Comercio (OMC), que alguna vez fue pilar del multilateralismo económico, se encuentra paralizada: su Órgano de Apelación está prácticamente inoperante desde 2019. Esto ha impulsado un giro hacia los tratados bilaterales y regionales, como el CPTPP, el RCEP en Asia y las negociaciones estancadas del MERCOSUR con la Unión Europea.

En paralelo, los mecanismos de arbitraje internacional, como el CIADI (Banco Mundial), se han convertido en referencia para controversias de inversión, especialmente en América Latina. No obstante, varios países cuestionan su imparcialidad y plantean alternativas regionales, evidenciando la fragmentación normativa.

IV. Energía, recursos naturales y derecho ambiental

La disputa por recursos estratégicos (energía, minerales, agua) coloca al Derecho Ambiental Internacional en el centro de la geopolítica. El Acuerdo de París (2015) constituye el marco de referencia, pero sus compromisos son jurídicamente débiles y dependen de la voluntad política de los Estados. La ausencia de sanciones efectivas ha generado críticas respecto a su impacto real.

En América Latina, los conflictos por el agua ya han dado lugar a litigios en la Corte Internacional de Justicia, como los casos entre Chile y Bolivia, o Costa Rica y Nicaragua. Es probable que en las próximas décadas el agua se convierta en un recurso tan disputado como el petróleo en el siglo XX.

V. Derecho penal internacional y la búsqueda de justicia global

La Corte Penal Internacional (CPI) representa un avance histórico en la lucha contra la impunidad de crímenes internacionales. Sin embargo, enfrenta una crisis de legitimidad: las grandes potencias (EE. UU., Rusia, China) no reconocen su jurisdicción, y varios Estados se han retirado. Aun así, la CPI continúa siendo un foro clave, como lo demuestran los procesos abiertos por crímenes de guerra en Ucrania y Sudán.

El desafío principal será ampliar su aceptación y reforzar su independencia para evitar la percepción de selectividad en la persecución de casos.

VI. Predicciones hacia el Derecho Internacional (2025–2035)

Alta probabilidad: La proliferación de tratados bilaterales y regionales se intensificará ante la parálisis de organismos multilaterales. Ejemplos como el AUKUS, el Quad o el RCEP muestran cómo los Estados recurren a marcos reducidos y pragmáticos. Cassese (2005) ya advertía que “el Derecho Internacional refleja la fragmentación de la comunidad internacional, multiplicando regímenes jurídicos especializados”.

 Media probabilidad: Un proceso de reforma del Consejo de Seguridad podría avanzar para otorgar representación a potencias emergentes como India, Brasil y algún Estado africano. La Comisión de Derecho Internacional de la ONU (2023) ha señalado la urgencia de esta reforma, aunque el veto de los miembros permanentes sigue siendo el principal obstáculo.

Baja probabilidad: La creación de un organismo supranacional con poder coercitivo es prácticamente inviable. Franck (1990) sostiene que “la legitimidad internacional depende más del consentimiento que de la coerción”. La investigación de Crawford (2019) refuerza esta idea, indicando que los Estados rara vez ceden soberanía significativa a organismos multilaterales, salvo en áreas muy delimitadas como comercio o derechos humanos.

VII. Conclusión

El Derecho Internacional se encuentra en una encrucijada. La multipolaridad y el resurgimiento de los nacionalismos tensionan los mecanismos multilaterales, al tiempo que crece la fragmentación normativa. Sin embargo, lejos de significar su desaparición, esto confirma su capacidad de adaptación. El futuro inmediato dependerá de la habilidad de los Estados y las instituciones internacionales para equilibrar intereses nacionales con la necesidad de cooperación global.

El reto central será dotar al Derecho Internacional de mecanismos más efectivos de cumplimiento, sin perder de vista que su legitimidad siempre descansará en la aceptación voluntaria de los Estados. El período 2025–2035 será decisivo: de su evolución dependerá si el orden internacional se encamina hacia una cooperación renovada o hacia un mosaico de normas fragmentadas y de aplicación desigual.

 

Bibliografía

Cassese, A. (2005). International Law. Oxford University Press.
Franck, T. (1990). The Power of Legitimacy Among Nations. Oxford University Press.
Crawford, J. (2019). Brownlie's Principles of Public International Law. Oxford University Press.
Shaw, M. N. (2017). International Law. Cambridge University Press.
Naciones Unidas (1945). Carta de las Naciones Unidas. San Francisco.
International Law Commission (2023). Report on the work of its seventy-fourth session. ONU.


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